Maridaje de cervezas artesanales. La verdad que suena muy técnico y complicado. Pero, ¿sabías que de la misma manera que se maridan los vinos podemos combinar la cerveza con la comida? Y te prometemos, amigo beersapiens, que con las pautas que te vamos a dar nunca vas a equivocarte.
¿Qué es el maridaje?
El maridaje es una palabra que se repite mucho pero que a veces suena un poco rara. Sin embargo, la definición es bastante simple. Maridaje es el arte de combinar de manera agradable las texturas, sabores y aromas de alimentos y bebidas.
Es decir, se podría aplicar a cualquier alimento y bebida, pero nosotros queremos centrarnos en las combinaciones que van a resaltar las cualidades de nuestras cervezas artesanales.
Maridaje de cerveza y queso: no es el único tipo
Esta es la combinación más típica cuando queremos combinar nuestras cervezas. No es la única pero sí una de las más fáciles, ya que por los ingredientes de base de las cervezas y el queso, es muy difícil que esa mezcla salga mal.
Sin embargo, si lo que queréis es investigar e innovar, hay que conocer los cuatro estilos de maridaje en los que os podréis basar a la hora de elegir la cerveza o el plato que vais a pedir.
Pero antes de pasar a los 4 estilos, hay que saber identificar el sabor principal de la cerveza que deseas tomar. También se le llama “impacto sensorial”. Dicho de otra manera, es el “foco” más representativo o el sabor que más destaca. Y también tendrás que hacer esto con
Los 4 tipos de maridaje
Pasemos ahora a las maneras de combinar esos “focos” o “impactos sensoriales”. Son cuatro:
- Maridaje por afinidad: consiste en combinar sabores, sensaciones y aromas similares para realzar las cualidades de la cerveza y de la comida. Por ejemplo, combinar dulce con dulce, como podría ser un postre o chocolate con una cerveza Stout
La precaución que se ha de tener con este maridaje es que si los sabores se parecen demasiado, y se abusa de esta combinación, te puedes acabar aburriendo...
- Maridaje por contraste: consiste en enfrentar “focos” que son en principio “opuestos” pero se realzan. Ya sabes, el dicho de que los polos opuestos se atraen
Puede dar lugar a combinaciones súper sorprendentes y que salgan de lo tradicional. El riesgo, es que también pueden no funcionar. Un poco también como la relación de tu amiga con ese chico con el que no pega ni con cola…
Una apuesta segura para este tipo de contraste es el de maridaje de cervezas IPA (con su amargor característico) con el sabor dulzón de un flan de huevo.
- Maridaje por complemento: en esta combinación, las características de las cervezas completan a los alimentos, aportándole justo lo que necesita para redondear el bocado.
El ejemplo perfecto es el sabor umami, que en japonés quiere decir “sabor agradable y sabroso”, y es también conocido como el quinto sabor (después del salado, dulce, amargo y ácido). Aquí estamos hablando del sabor untoso en boca de una pasta al dente o un queso envejecido. Para completar este sabor elige una cerveza envejecida y con muchos matices como estas.
- Maridaje facilitador: es el ideal para poder disfrutar de bocados que tienen sabores fuertes o intensos, y que la cerveza nos va a ayudar a hacer más “comestible”. Y también se puede usar al contrario, donde características del alimento nos pueden ayudar a hacer la cerveza más bebestible.
El ejemplo perfecto sería el del ácido y el salado. El ácido corta el salado y crea una sensación de limpieza. Por ejemplo os recomendamos experimentar lo que se siente en boca cuando das un trago a una cerveza Weissbier después de comer una buena loncha de jamón ibérico.
En resumen, si tienes dudas sobre cómo maridar cervezas artesanales (o dicho de otra manera, qué cerveza elegir para esa comida que te encanta), el truco es elegir uno de los cuatro principios básicos del maridaje. Y a partir de ahí… the sky is the limit!!
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