Hoy os vengo a contar una historia sobre un estilo de cerveza alemán. Un historia en la que vas a encontrar cabras, nobles tacaños y monjes que ayunan bebiendo cerveza. Interesante, ¿verdad?
El 21 de marzo se celebra la llegada de la primavera, y esta fiesta pagana era muy importante entre los habitantes de Europa central, donde tras pasar un duro invierno, se empezaban a ver primeros rayos de sol y el inicio de las cosechas.
Esta fiesta también servía los cerveceros para vaciar sus bodegas y dejar espacio para la nueva remesa, que vendría después del verano. En Alemania en esta fiesta de la primavera se bebía principalmente Maibock, un estilo con un origen muy particular.
Maibock: la cerveza de la primavera
Einbeck, actualmente en el estado de Baja Sajonia, ya era un reputado centro cervecero en el siglo X, pero fue a partir de 1368 con su unión a la Liga Hanseática cuando el comercio experimentó un gran auge, contabilizándose en la ciudad más de medio millar de establecimientos autorizados para elaborar cerveza.
Se sabe que las cervezas de Einbeck eran oscuras, muy sabrosas y tenían mucho cuerpo. Además una de sus cualidades más apreciadas era que aguantaban muy bien los viajes largos. Y por eso se exportaban a lugares tan lejanos como Inglaterra, Rusia y Escandinavia.
Pero resulta que a un noble de la época, Maximiliano I de Baviera, le parecían muy caros los costes de envio desde Eibbeck a Munich, asi que contrató a un productor local para que se desplazase a la capital y fabricara allí este estilo tan rico. Cuando llegó a Munich, el cervecero descubrió que el agua era mucho más alcalina que en su pueblo y que a la malta le iba mejor secarla con mayor intensidad. También descubrió la maduración en las bodegas de los Alpes, y lo incorporó a la elaboración de la cerveza.
Sea verídica o no esta leyenda, la realidad es que la Bock –y más tarde la Maibock- nació de la unión de dos tradiciones cerveceras.
Bock: la cerveza de la cabra
Esta receta ganó mucha popularidad especialmente en Baviera, en cuyo dialecto local el nombre de la ciudad se pronunciaba como "Einbock". Con el tiempo, el nombre se redujo a simplemente "Bock", una palabra que casualmente significa "cabra" en alemán. Hoy en día muchas cervezas de este estilo aún tienen una cabra en su etiqueta.
De color marrón oscuro, tiene intensos aromas a malta que recuerdan a pan de maíz, nueces y toffee. En boca, al igual que en el aroma, no destaca el lúpulo, siendo la malta la protagonista con un rico dulzor. Es una cerveza con cuerpo y nutritiva.
Doppelbock: la cerveza de los monjes en Cuaresma
De hecho, las Bocks son tan nutritivas que los monjes de la Orden de los Mínimos, que en alemán se llama Paulaner Orden desarrollaron una versión aún más pesada en maltas para servir como alimento durante el ayuno de Cuaresma. Es decir, que no comían pero bebían cerveza. ¡Qué listos los monjes!
La llamaron la Doppelbock, es decir, que significaba versión doble. Si queréis hacer como ellos, en nuestra tienda tenemos la Sevebrau Bunny Doppelbock, una doble fuerte que os puede despistar con los lindos conejitos de Pascua de su etiqueta, pero de intenso aroma a malta y una alta graduación.
Y si queréis probar más cervezas de este estilo, os aconsejamos la Yakka Salto de Trigo Hoppy Weizen Bock, que cambia las cabras por los tigres ya que añade un 50% de trigo, lo que le da un extra de complejidad.
Sea como sea, y con la cerveza que más os guste, ¡feliz día de la primavera!