Aunque no sepas hablar alemán, si te digo mes de “märzen”, ¿a qué te suena? Efectivamente, significa de marzo en el idioma germánico. Y claro, no podíamos acabar este mes sin hablaros de las Marzenbier, o simplemente las cervezas de estilo Märzen.
Märzen, el estilo que se bebe en octubre
Parece lioso, pero no lo es tanto. Te vamos a explicar por qué a estas cervezas se les llama Marzen o Oktoberfest, es decir, marzo u octubre. El primer nombre se le puso porque la época de elaboración, el segundo, por la de consumo.
Hace cinco siglos, los cerveceros europeos solo elaboraban cerveza en fechas bien delimitadas: entre los días de San Miguel y San Jorge, es decir, de finales de septiembre a finales de abril. Ni un día más. La razón era simple: la ausencia de mecanismos de refrigeración industrial forzaba a los cerveceros bávaros a ejercer su oficio durante el invierno y comienzos de la primavera, gracias a que las bajas temperaturas lograban mantener el posible deterioro microbiológico de la cerveza al mínimo.
Oktoberfest: la fiesta de la cerveza
Así que las últimas birras que se podían tomar eran las que se habían elaborado a principios de la primavera, es decir, alrededor de marzo. Además, estas cervezas tenían dosis doble de lúpulo y de alcohol, para que se conservaran mejor. Esto, unido al tiempo superior a la media de conservación, daba lograba calidades excelentes.
Con todas estas razones de peso para consumir esas deliciosas cervezas solo faltaba encontrar una buena excusa, y así nació el primer Oktoberfest, que era una fiesta bastante popular.
Orígenes del estilo Märzen
Aunque la ciudad de Múnich reclama la invención de este estilo cervecero, la primera referencia a la denominación "Märzen" se produjo en la ciudad de Viena alrededor del año 1732. Muchos historiadores sostienen que el origen de la Múnich Märzen fue la relación de amistad y profesional que mantuvieron durante el siglo XIX el cervecero muniqués Gabriel Sedlmayr y el cervecero de Viena Anton Dreher. Sedlmayr ayudó a Dreher a conocer con detalle los detalles del proceso de acondicionamiento en frío. Dreher, con estos conocimientos, creo la Vienna Märzen. Y curiosamente sería el hijo de Gabriel quien llevó el estilo a Múnich algunas décadas después.
Una boda, una fiesta de la cerveza y una ruptura de stock
Como ya os contamos en este artículo, el origen de la institucionalización del Oktoberfest fue una boda real. En 1810 se casaba el príncipe heredero Luis I de Baviera con la princesa a de Sajonia-Hildburghausen. Dos familias muy alemanas que pensaron en celebrar esta unión con toda la ciudad de Munich.
Como hemos comentado arriba, es más que probable que una fiesta popular de bebida de cerveza se realizara en esa época, ya que había que acabar con las reservas de Märzen que esperaban en las cuevas frías de los Alpes (el método de refrigeración de la época).
Para la boda se pusieron unas carpas a las afueras de la ciudad y las celebraciones (cerveceras) duraron 5 días. El propio príncipe disfrutó tanto de la fiesta que cada año, con motivo del aniversario de su boda, se volvía a llevar a cabo la celebración en el mismo lugar. Aún hoy en día la fiesta oficial del Oktoberfest todavía continúa realizándose en el mismo lugar, que recibe el nombre del “prado de Teresa”, en honor a la princesa.
La cerveza que se sirvió durante estas primeras celebraciones habría sido del estilo Märzenbier (más cercanas a la línea de las Dunkel). Pero en 1872 llegó el drama: durante la celebración del Oktoberfest se acabó la cerveza.
Una conocida cervecería bávara suministró una lager ámbar que su productor llamaba “Märzen original”. Este cervecero no era otro que Josef Sedlmayr, el hijo de Gabriel Sedlmayr del que os hemos hablado un poco más arriba. El estilo se adoptó rápidamente en la ciudad y se convirtió en la moderna Märzen y el tipo de cerveza que se serviría durante el Oktoberfest.
Todas estas peripecias para llegar a uno de los estilos más consumidos en Alemania. Aunque las Märzen actuales difieren ligeramente de la receta (son más claras y con un cuerpo menos robusto) el espíritu bávaro continúa intacto. ¿No te han entrado ganas de tomarte una Märzen, en marzo?