Continuamos con nuestra serie de educación cervecera para contarte todo sobre tus estilos preferidos, o aquellos de los que apenas te suena el nombre. En esta ocasión vamos a profundizar en la historia, receta y perfiles sensoriales de una subcategoría de las Porter: el estilo Baltic Porter.
Las cervezas que viajaban al norte
Como su nombre indica, las Baltic Porter provienen de los países del Báltico, o más bien, de los países del norte de Europa. Su historia se remonta al siglo XVIII, cuando las cervecerías comenzaron a exportar cerveza a Rusia y otros países del Este. En esa época, las Stout y Porter aún no eran estilos distintos y vivían un gran momento de éxito.
En muchas ocasiones, las cervezas que llegaban a estos países eran simplemente Porter cuyas recetas habían sido fortalecidas para el viaje. ¿Y cómo se fortalece una cerveza para una travesía en barco que podía durar varios meses? Pues aumentando la densidad, la fuerza y el alcohol de las mismas.
De esta manera llegaron a Rusia unas cervezas negras mucho más fuertes que las que se bebían en Inglaterra, y que encantaron en la corte del Zar. Así lo contaba el escritor irlandes Matthew Concanne en 1795: “La reputación y el disfrute de la Porter ya no están limitados a Inglaterra. La Emperatriz de todas las Rusias es tan aficionada a las Porter que ha encargado repetidamente grandes cantidades para su propio consumo y el de su corte”. Y estas cervezas evolucionaron hasta convertirse en las Imperial Stout, pero esto lo veremos en otro artículo.
El estilo Baltic Porter
Mientras tanto, en los países que rodeaban el mar Báltico se desarrolló un estilo hermano: las Baltic Porter. Y es que, seguramente, las oscuras y fuertes Porter resultaban especialmente apetecibles en los países nórdicos de clima frío.
Los cerveceros del Báltico también crearon pronto sus propias versiones locales, especialmente después de que el bloqueo naval de Napoleón en 1806 interrumpiese el comercio exterior de las Islas Británicas y las Porter dejaran de llegar. Ya el escocés William Knox había elaborado la primera Porter de Suecia en 1791, y en 1819 el ruso Nikoli Sinebrychoff comenzó a producir la suya en Finlandia. Unos años más tarde, se construyó una fábrica de Porter en Tartu (Estonia). Por su parte, el escocés David Carnegie creó en Suecia en 1836 su Stark Porter, que aún se produce y podría ser una de las recetas más parecidas a las originales inglesas.
Algunas fábricas de la región del Báltico han elaborado Baltic Porter sin prácticamente ninguna interrupción hasta hoy.
Aunque su mercado estaba circunscrito a estos países del norte, tras la Guerra Fría dieron el salto al resto de Europa y los Estados Unidos. Actualmente, vuelven a estar de moda y los cerveceros craft de EEUU y otros países han puesto su atención en el estilo. Polonia es la nación con más variedad de etiquetas e incluso celebra el "Día de la Baltic Porter" en enero, el 19 de enero.
¿Cómo distinguir una Baltic Porter?
Las Baltic Porter combinan el carácter dulzón y maltoso de las antiguas Porter inglesas con el alto grado alcohólico de sus hermanas Russian Imperial Stout. En resumen, es un estilo dulce y fuerte. Es un estilo en el que predomina un rico y complejo dulzor maltoso, que el BJCP (la Biblia de los cerveceros) describe como “múltiples capas de sabor a maltas y frutos oscuros”.
Su color puede ir del cobrizo-rojizo al marrón oscuro. La espuma es de un color similar a la canela y crea una capa de espuma muy persistente. Todas las cervezas de este estilo tienen un cuerpo pleno y suave y una carbonatación media o medio-alta.
Otro rasgo característico de las Baltic Porter es que poseen sabores maltosos de frutos secos, caramelo, toffee, melaza, regaliz, chocolate y café, con un toque vinoso de pasas que puede evocar el vino de Oporto o el Pedro Ximénez.
Te damos algunos consejos más consejos para distinguir este estilo:
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Su dulzor tostado nunca debe llegar al quemado.
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Una Baltic Porter siempre será menos tostada y más suave que una Stout, pero resultará más frutal y cálida que una Porter clásica.
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Es una cerveza que “llena”.
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Te dejará siempre un ligero calor interno, debido al alcohol de base.