En el anterior artículo te trajimos un estilo de cerveza artesana molto speciale: el Italian Grape Ale. Pero hoy venimos a darte algunas claves más, porque ¿cómo diferenciar este estilo de otros ales . Y quizás lo más importante, ¿su perfil sensorial, cómo es?
Amante cervecero, no te preocupes, en Beer Sapiens estamos para ayudarte. Vamos a ver todos estos temas, ¡pronto!
Italian Grape Ale: perfil sensorial
Cuando viertas una Italian Grape Ale en tu copa, podrás notar una gama de colores que van desde el dorado hasta el marrón oscuro, pasando incluso por tonos rosados o cobrizos. Si te encuentras con un tono cercano al rojizo o rubí, es probable que se deba a la utilización de uvas tintas, lo que puede darle a la espuma un toque ligeramente rojizo o rosado. La espuma, por cierto, puede variar de mediana a baja retención. La transparencia suele ser buena, pero la influencia de las uvas puede añadir un toque de turbidez intrigante.
Al acercar tu nariz a la copa (o viceversa), te encontrarás con aromas que te transportarán a un viñedo italiano en plena cosecha. El carácter de la uva o el vino debe ser notorio pero no avasallador, creando un equilibrio perfecto. Notarás toques suaves de malta que acompañan este baile de aromas. El aroma a lúpulo es generalmente discreto, dejando espacio para que la uva y la malta se luzcan. Algunos ejemplos de esta cerveza pueden presentar un toque salvaje, terroso pero siempre agradable. Y muy importante, no deberías encontrar rastro de diacetilo en su olor.
En cuanto al sabor, el carácter de la uva está presente, pero puede variar desde sutileza hasta una intensidad media que te hará recordar un buen vino italiano. Las uvas blancas pueden aportar notas tropicales como la piña, mientras que las uvas tintas pueden regalarte sabores de frutos rojos como fresas o cerezas. No olvides el toque afrutado que proviene de la fermentación, que añade una dimensión extra de sabor.
Los maestros cerveceros a veces utilizan maltas especiales para añadir un toque de complejidad, pero siempre manteniéndolas en equilibrio para que no dominen el perfil sensorial. Un matiz de tostado fuerte, como chocolate, no tiene cabida en esta experiencia. Si la cerveza ha sido envejecida en barricas, podrás percibir un suave sabor a roble, pero sin que se apodere del conjunto. El amargor y el sabor a lúpulo son generalmente bajos, permitiendo que los sabores de la uva y la malta brillen.
Una carbonatación media-alta aporta una sensación refrescante que te hace querer otro sorbo. El cuerpo generalmente se sitúa entre ligero y medio. Las versiones más potentes, con mayor graduación alcohólica, pueden brindarte una agradable calidez, pero sin llegar a abrumar con su contenido alcohólico.
En resumen, la Italian Grape Ale es una cerveza que celebra la riqueza de las uvas italianas y la maestría cervecera.
¿Cómo maridar una Italian Grape Ale? La Dolce Vitta en tu boca
En el terreno de los maridajes, este estilo ofrece variadas y múltiples posibilidades gracias a la unión de la acidez de la uva y su frutosidad, el carbónico y el lúpulo. En cualquier caso, debemos atender al tipo de uva utilizada. En el caso de usar variedades de uvas blancas, podemos acompañar con unas ostras; un pescado blanco como rape, lenguado o rodaballo al horno; ensaladas con base de hoja verde; o quizás quesos cremosos, italianos, por supuesto ;)
En cambio, si se usan variedades tintas, van bien algunas carnes asadas al horno en su jugo y sobre todo, siguiendo en la temática, un gran plato de pasta fresca con cualquier salsa casera.
Italian Grape Añe: ingredientes y procesos
Las cervezas del estilo Grape Ale, híbridas entre vino y cerveza, demuestran que la idea de crear una bebida fermentada que una los dos mundos es posible gracias a los numerosos puntos que mantienen en común.
Primero, hablemos de los ingredientes. Una Grape Ale típica suele llevar malta base Pilsen o Pale, a menudo con algunos añadidos especiales. Las bases de cerveza suelen inclinarse hacia tonos pálidos o ambarinos, aunque también puedes encontrar algunas con toques rojizos y cobrizos.
Pero aquí viene la parte emocionante: ¡la uva! Por lo general, la uva o el mosto representan hasta un máximo del 40% de los azúcares fermentables en la receta. Ahora, la pregunta del millón: ¿cuándo y cómo incorporar la uva? Bueno, aquí es donde los cerveceros se ponen creativos. Algunos la agregan durante la cocción, otros durante la fermentación, y algunos más en la fase de envejecimiento. Esta elección es crítica porque afecta al carácter de la cerveza. Evitar la contaminación es clave, ¡nadie quiere una cerveza con aromas a vinagre o azufre!
Algunos valientes optan por hacer primero una cerveza base y luego añadirle mosto de uva fresco. El choque con el alcohol mata a cualquier microorganismo no deseado y da lugar a una mezcla única y compleja.
Pasemos a las levaduras. Las de la cerveza y del vino son como primas hermanas en el mundo de los bichitos que fermentan. Ambas comparten características metabólicas y procesos de elaboración similares. Por último, pero no menos importante, está el lúpulo. En las Grape Ales, se utilizan en cantidades moderadas para no robarle el protagonismo a la uva. Los lúpulos aromáticos son los preferidos, ya que agregan matices florales y afrutados en lugar de un amargor resinoso.
En resumen, las Grape Ales son como una obra de arte líquida que mezcla lo mejor del vino y la cerveza en un solo vaso. Cada sorbo es una aventura sensorial, donde la uva se une a la malta y el lúpulo en una danza inesperada pero armoniosa. Así que, la próxima vez que busques algo fuera de lo común, ¡dale una oportunidad a una Grape Ale y déjate sorprender por su perfil sensorial único! 🍻🍇